Quién les iba a decir a los negros que recolectaban los
campos de algodón bajo el agotador sol estival de Alabama que la música les estaría
eternamente agradecida. Del dolor y la rabia surge la inspiración artística, lo
cual es una certeza que explica muchos de los problemas de nuestro presente. Seguramente
haya pocos placeres comparables a escuchar un buen blues junto a una copa de
bourbon tennessiano, complementada con tabaco de Virginia, absorbido por la
melancólica atmósfera de algún lóbrego local de Chicago para finalizar otro día
en el que el mundo persistió golpeándote duro.
Ese nuevo estilo musical, y sobre todo actitud vital, dimanado
de las diversas influencias de la música folclórica americana -Rhythm and Blues, Góspel, Country,…- al que bautizaron
Rock ´n Roll nació obligado entre la indómita necesidad de acción de una agitada
juventud norteamericana, recién llegada de ensangrentarse en los campos de
batalla europeos y de asaltar pequeñas islas del pacífico de manos de los
antiguos samuráis nipones del sol naciente. Más adelante, serían las decenas de
ataúdes diarios llegados de Vietnam con veinteañeros de los barrios marginales
a los que nada se les había perdido en las selvas asiáticas los que le darían un
nuevo impulso y un lavado de imagen con su utilización del mismo con fines
reivindicativos, mezclándose de forma homogénea con el fin lúdico concebido
originalmente.
Desde los años 50´ en los que Chuck Berry, Buddy Holly y
compañía pusieron América a contonearse a ritmo de Johnny be good y de That´ll
be the day hasta los últimos coletazos esporádicos del nuevo siglo, donde
murió entre un silencio irónico sin que nadie advirtiese su triste final, el
Rock n´ Roll ha regido las vidas y marcado un camino a seguir a millones de fugitivos
sociales. Con el gobierno del único rey ante el cual rendiría honores se
alcanzó el culmen de su esplendor, al que seguidamente daría continuidad lo que
se conocería como British invasion -
unos decían Let it be, los otros Let it bleed- y la expansión a lo largo
y ancho del globo terráqueo.
Sobredosis y comas etílicos sufrió los suficientes en su
medio siglo de historia como para que en muchos momentos todo el mundo lo diera
por gloriosamente fenecido. Sin embargo, cuando todos los indicios apuntaban a
repasar las páginas necrológicas, llegaba sangre nueva con una certera y
rejuvenecedora inyección de adrenalina directa al corazón, devolviéndole su
fuerza y vigor original. Camisa nueva, lavado de cara y ahí seguía inexplicablemente…Rock
n´ Roll.
Teñida de rojo la nieve de Iowa, sepultadas inesperadamente
las primeras víctimas de la maldición que acompañaría al Rock n´ Roll a lo
largo de su existencia, continuaría el intencionadamente buscado mal fario ejecutando,
uno a uno, a todos los mártires de la causa. A rey muerto, rey puesto. A pesar
de esa misteriosa capacidad de supervivencia, su aptitud para soportar la
muerte temprana de sus portaestandartes comenzaría a verse menguada con el
olvido de sus principios inamovibles en favor de la tentadora comercialidad.
Pasada la psicodelia de Hendrix en Woodstock y consolidado el lado duro del
Rock and roll de manos de Jimmy Page y Ritchie Blackmore, entraría en escena la
violencia del Punk para desatar la definitiva fatalidad del rock and roll tras
su venta inmediata al mejor postor.
Muertes y más muertes que auguraban su pronta decadencia. El
icono de la rebeldía setentera, Sid vicious, incapaz de seguir adelante sin su
querida y difunta Nancy, decidió irse ahogado en heroína con las botas puestas
y el orgullo intacto, burlándose de toda la escoria que le rodeó durante toda
su corta vida. Ian Curtis transmutó en una epiléptica alma muerta tras sucumbir,
ahorcado en Manchester, a la desesperación de sus composiciones; ahora es una leyenda
para cualquier joven cuya vida penda en la cuerda floja. Freddy Mercury se fue
cubierto entre la gloria de ser un tenor que ofreció su voz al rock ´n roll. Kurt
kobain, hastiado de un mundo incomprensivo y de pensamiento adscrito a la
imbecilidad, se fue con el florecer de la primavera junto a sus seguidores más
incondicionales. Mark knopler no pudo hacer otra cosa que quedarse mudo ante la
invasión repentina de toda la suciedad musical que se abrió camino con el
estado de bienestar generalizado. Para Axl Rose lejos quedan ya sus años de reinar
en la jungla, ahora se ha visto obligado a cumplir el rol de un simple segundón
consumido por su ego. Y por último, los hermanos Gallagher, incapaces de
soportarse un segundo más el uno al otro, pusieron fin a la última gran banda
de la historia. Jimmy Hendrix, Keith Moon, Janis Joplin, Jim Morrison, George
Harrison, John Lennon, Bryan Jones, Gary Moore, Joe Strummer… quedaron en el
camino. Por siempre perdurará su legado, perteneciente a esa nostálgica minoría
fiel a un estilo de vida puro y auténtico.
La idea concebida era vivir rápido y morir joven, entregando
tu vida por la causa; pues, ¿qué es un hombre sin un ideal al que consagrarse? El arte debe ser
el único amo ante el que nos debemos someter y permitir que nos guíe con mano
de hierro, pero, en vez de eso, la juventud presente opta por subyugarse a la
codiciosa tiranía del dinero. Decepcionante realidad.
Rock and roll is dead.
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