Aduladores del Dios judeocristiano, que habéis erigido
templos y monumentos en cada pueblo a vuestra decadencia, moriréis aplastados
por la misma cruz que esperáis que os salve de vuestro fracaso como seres
humanos. Dejad que la voz del pastor os consuele, os eduque en su moralidad
insana y permitid que lave vuestras conciencias por haber lastrado el progreso
de la humanidad durante siglos. Disfrutad de vuestra debilidad encomendándoos a
la bondad y el perdón del que se sienta a la derecha del padre, y sufrid el
miedo que sin pudor y con total impunidad os han originado los que se
autodenominan representantes terrenales del Señor.
La luz de la verdad se abrirá paso arroyando toda la
falsedad encubierta en promesas de salvación. Esa verdad está aquí y ahora, no
huyáis de ella, aceptarla os hará fuertes. Yo afrontaré de pie mi destino como
hombre, pues no necesito de falsos ídolos prometiéndome la vida eterna. Conozco
mi propio camino para lograr perdurar en los confines del tiempo. Creo en mí,
en mi férrea voluntad como única guía y en la naturaleza como madre, maestra y
reina; nada más.
Así habló un discípulo de Zaratustra.
"Somos los hijos indeseados de Dios, ¿y qué? Nuestros padres eran nuestros modelos de Dios, y si nuestros padres nos fallaron, ¿qué dice eso de Dios? Tienes que tener en cuenta la posibilidad de no caerle bien a Dios; Él nunca quiso tenerte; con toda probabilidad él te odia. Pero no es lo peor que pueda ocurrirte. ¡No lo necesitamos! Que se jodan la maldición y la redención. Somos los hijos no deseados de Dios. Así sea." Fight Club
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