Una generación sin objetivos, una generación bailando en las
tinieblas, una generación navegando sin rumbo bajo el azote de una tempestad
que parece no querer amainar. ¿Acaso cayó en el olvido aquella máxima que rigió
la vida de antiguas generaciones, que decía algo así como “Vive rápido, muere
joven y deja un bonito cadáver”? Con permiso de Lemmy, claro. Haciéndome esa
pregunta llego a una conclusión, hubo una tragedia mayor que la muerte de James
Dean, y es la desaparición de su espíritu.
Ya no hay rebeldes sin causa, o con ella. El nuevo siglo nos
ha traído un estado de confortable adormecimiento en el que parecemos sentirnos
bien, en calma. Vivir despacio, en silencio, en espera de lo inexorable. Vivir
sin principios ni motivaciones, sin un ideal que guíe nuestro pedregoso camino,
sin reivindicar nuestra existencia.
Y los que aún sentimos, ¿estamos condenados a vivir en una
nostalgia autocomplaciente? Antaño, la música inspiraba al corazón más conformista,
pero hablando con gran pesar, ya no habrá más bandas ensalzando su
generación, cantando poesía sobre escaleras al cielo o haciendo llamamientos desde la veleidosa Londres.
Ahora hemos sustituido todo eso por ruido, que crea el ambiente propicio para
poder regocijarnos en nuestra decadencia, en nuestro merecido ocaso. Parece ser cierto que la paz y la
satisfacción de las necesidades materiales aniquilan el espíritu del joven con
más ímpetu. ¿Es siempre necesaria una situación extrema para descubrir nuestra
fuerza y vigor?
¿Necesita mi generación un nuevo líder pasional como Churchill pidiendo sangre, sudor y lágrimas, para que no pasemos por el mundo en
el anonimato más absoluto? Vivimos en la oscuridad de una noche sin estrellas,
sin que en el horizonte se vislumbre la llegada del alba. Llevamos en coma
inducido tanto tiempo que si algún día queremos despertar de nuestro letargo quizá
sea demasiado tarde.
Nietzsche escribió en cierta ocasión que algunos autores nacen póstumos,
en referencia a sí mismo, ¿Es posible que yo haya nacido tardíamente?
simplemente perfecto!
ResponderEliminar¿cuándo volveremos a leer una de tus publicaciones?
¡Joder! muy bueno, en serio, me ha gustado mucho, excepto la cita a Churchill, no me gusta ese tío, no sé porqué.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Y que viva Led Zeppelin!, como diría Otto, el conductor.
Gracias por el comentario y me alegro que te haya gustado. Tras leer tu blog tenía cierto interés en conocer tu opinión.
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=c2PYqSOA-Jc