Joven problemático, me mantengo vigilante en mi trono de
marginalidad soportando el viento de poniente cual búho en busca de presa, observando
con mirada absorta a todos aquellos que disfrutan arrastrándose entre el fango.
Con la luz del día finjo ser un súbdito acobardado más en un mundo superpoblado,
otro feliz desdichado amante de la rutina; mi rostro bañado por el sol esconde mi
verdadera identidad. Busco cobijo en la nocturnidad, maquinando una venganza a
sangre fría que me libere de esta agonizante ansiedad generada por la omnipotente
ignorancia, unida a la soberbia surgida de ésta, que ejerce su indetectable
control sobre las masas. Las palabras caen al vacío, no les enseñaron o no
quisieron aprender ese juego cuando eran unos críos; el juego de los puños y
las pistolas es el único que los convictos de su propio fracaso comprenden. No
hay nada tan peligroso para la sociedad como un joven acorralado, carente de
piedad, perdón y compasión tras fallidos intentos de abrirse camino barriendo
escoria, habiendo sido educado por el anticristo en la cueva de las montañas
helvéticas en la que Zaratustra se refugió en busca de la luz verdadera. Más
tarde o más temprano la tierra se empapará de la sangre de aquellos que no son dignos
del don de la vida, todos aquellos que eligieron -cabalgando a marchas
forzadas- convertirse en hombres de éxito, en vez de en hombres de valor; todos
aquellos sometidos a la maldición ancestral del derrotismo, expresada en una
actitud de inamovible dejadez consigo mismos y encubierta en la vorágine
consumista del siglo XXI.
Y así es como el profetizado nuevo amanecer se desvanece entre
el gélido rocío oculto en la niebla matutina y da paso a la dictadura de la
debilidad. Luchar o abandonarse al abismo de la mutua incomprensión, difícil
elección.
Cuando un bosque se extiende demasiado un fuego purgador es
algo natural, su llegada está temprana. Vivimos sin sobresalto en el ojo del
huracán, una ola de pánico se acerca sigilosa a través de la calma que precede a la
tempestad. No hay escapatoria posible.
"Existence… Well, what does it matter? / I've existed for the best use I can / The past is now part of my future / The present is well out of hand." Ian Curtis
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